Ruta por los pueblos más bonitos de Girona

Con 8,5 millones de turistas y más de 28 millones de pernoctaciones en 2023, Girona es uno de los destinos más visitados de Catalunya gracias a sus múltiples atractivos, que abarcan desde la inigualable Costa Brava y el Pirineo de esta provincia, pasando por encantadores pueblos medievales y paisajes naturales, un rico patrimonio arquitectónico y cultural, y múltiples propuestas gastronómicas, lúdicas y artísticas. Entre las amplias posibilidades que nos brinda esta región, en este artículo de Wikidriver te sugeriremos una ruta por los pueblos más bonitos de Girona, como Calella de Calafrugell, Pals, Peratallada, Besalú, Banyoles o Cadaqués, por citar solo algunos. Así que, lee con atención y toma buena nota porque estás a punto de descubrir las joyas más preciadas del norte de Catalunya. 

Una naturaleza exuberante, un litoral de ensueño, encantadores pueblos de interior con joyas artísticas ocultas y conjuntos medievales que parecen sacados de un cuento. Girona ofrece tantas propuestas al viajero que resulta difícil elegir solo unas pocas. Aún así, hemos seleccionado cinco pueblos con encanto en Girona que, en nuestra opinión, son imprescindibles para descubrir las maravillas que esconde esta región, tanto en la costa como en el interior. Para cada uno, incluimos la ruta recomendada en Google Maps, con el total de kilómetros, así como los lugares y actividades más destacados que no deberías perderte.

Banyoles, Besalú y Castellfollit de la Roca: lagos, vestigios medievales y pueblos que cuelgan de acantilados (Día 1) (27 km)

Empezaremos la ruta en Banyoles, una localidad gerundense conocida, indudablemente, por el precioso lago que alberga (el más grande de Catalunya) y la naturaleza que lo rodea. 

Además de visitarlo andando, en bici o bien de adentrarnos en sus aguas nadando o a bordo de una piragua, también vale la pena admirar la flora y fauna del entorno y dar un paseo por el pueblo, donde destaca la antigua muralla, la plaza Mayor (una hermosa plaza porticada del siglo XIII que, siglos después, sigue siendo el centro neurálgico de la vida social de Banyoles) y numerosos edificios religiosos y civiles de gran relevancia en la Edad Media. 

De Banyoles continuaremos hacia Besalú, uno de los pueblos medievales en Girona más bien conservados cuyas calles empedradas, cuidados edificios y comercios artesanales enamoran a todo aquél que lo visita. 

Entre los imprescindibles de Besalú, debemos citar el Barrio judío y su característico Mikvé (baño ritual), y el sublime puente románico del siglo XII sobre el río Fluvià, que nos regala impresionantes vistas de la ciudad y del paisaje que la rodea. 

Terminaremos este primer día de ruta en un lugar que también nos dejará boquiabiertos: Castellfollit de la Roca. Este sorprendente pueblo pende literalmente de un hilo, ya que está construido sobre un acantilado de basalto volcánico formado hace más de 200.000 años. Tras serpentear entre sus callejuelas, disfrutaremos de unas impresionantes vistas desde el mirador de la iglesia y retrataremos esta singular localidad desde todos los ángulos, especialmente, al caer el sol.

Santa Pau y la Garrotxa: la belleza de un entorno volcánico sin parangón (Día 2) (17 km)

La ruta por tierras gerundenses nos lleva este segundo día a la Garrotxa, donde podremos admirar el mejor ejemplo de paisaje volcánico de la Península Ibérica. Y es que en esta comarca catalana se encuentra el Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa, compuesto por cuarenta volcanes (muchos de ellos, escondidos bajo la abundante vegetación y los campos de cultivo) y más de veinte coladas de lava. 

A largo de 15 mil extensas hectáreas nos pasearemos entre volcanes tan singulares como el Croscat (cuyas entrañas geológicas pueden apreciarse perfectamente gracias a su gigantesco corte transversal), el Santa Margarida, el Montsacopa o el Rocanegra, por citar solo algunos. 

Para acabar de saborear este paisaje volcánico no podemos perdernos la Fageda d’en Jordà, un espectacular hayedo cerca de Olot que, a lo largo del siglo pasado, sirvió de inspiración a poetas y pintores. Con árboles infinitos que acarician el cielo y un entorno casi místico, el hayedo creció sobre la colada de lava del vecino Croscat y es un remanso de paz y tranquilidad para todo aquel que se adentre en él. 

Terminaremos el día en Santa Pau, un lindo pueblo medieval rodeado de volcanes donde perderse entre sus callejuelas empedradas y degustar su gastronomía tradicional a base de fesols (judías blancas), carnes a la brasa, setas y suculentos postres.

Peratallada, Pals y Girona: pueblos medievales detenidos en el tiempo (Día 3) (52 km)

Dejaremos la Garrotxa para adentrarnos en el Baix Empordà, una comarca con maravillas como Peratallada, Pals, Begur o l’Estartit. 

Empezaremos recorriendo la archifotografiada Peratallada, uno de los conjuntos de arquitectura medieval más importantes y bien restaurados de la región. Aquí cada calle empedrada, cada pórtico o cada plaza decorada con coloridas flores cautiva al viajero y lo transporta a otra época; en Peratallada todo es sosiego, belleza y armonía. 

A continuación, pondremos rumbo a Pals, otro pueblo medieval cuidadosamente conservado y con unas vistas privilegiadas sobre el Empordà gracias a su ubicación en lo alto de una colina. Además de pasear por su núcleo antiguo amurallado, disfrutaremos de los múltiples rincones que nos regala y de las vistas sobre la llanura, las islas Medes, el Montgrí y, al fondo, la sierra de l’Albera y el Canigó. 

Terminaremos el día en Girona, la capital de la provincia homónima, famosa por su excelente arquitectura y patrimonio histórico y por celebraciones como el Temps de Flors o festivales de artes escénicas como el Temporada Alta. Tras recorrer el casco antiguo de la ciudad, el Call Jueu (judería) y su impresionante catedral, admiraremos las casas colgantes sobre el río Onyar desde los numerosos puentes que lo atraviesan. Para los más cinéfilos, esta ciudad catalana también ofrece numerosas rutas turísticas que recorren los escenarios donde se rodaron escenas de películas como El Perfume, Pandora y el holandés errante o la famosa serie de HBO Juego de Tronos, entre muchas otras.

Calella de Palafrugell y Llafranc: aguas cristalinas en un entorno de postal (Día 4) (9 km)

En este cuarto día de la ruta nos sumergiremos en la Costa Brava visitando algunas de sus localidades costeras y calas más bellas. 

Empezaremos en Calella de Palafrugell, un encantador pueblo que, como Peratallada o Pals, parece detenido en el tiempo, pero en este caso a orillas del Mediterráneo. Como el vaivén de las olas que acarician la arena, en Calella todo es calma y tranquilidad, y sus calas, bellos decorados que combinan casitas blancas, barcas tradicionales y aguas de color esmeralda. 

En la cala de Port-Bo (también llamada cala de les Barques), por ejemplo, destacan sus icónicas voltes en primera línea de mar (arcos de piedra situados debajo de una cautivadora hilera de casas blancas de pescadores) y lo mismo sucede en la cala Canadell o la de Port Pelegrí. 

Tras refrescarnos en sus aguas cristalinas, iremos hasta Llafranc por el Camí de Ronda, una ruta costera de distintos niveles que bordea la Costa Brava y que permite disfrutar de paisajes de ensueño y calas recónditas. En Llafranc nos relajaremos a orillas de la cala que lleva el mismo nombre o en cala Pedrosa, más agreste y rodeada de bosque mediterráneo. 

Culminaremos el día en el Far de Sant Sebastià, al norte de Llafranc, un mirador privilegiado desde el que contemplar cómo el atardecer baña esta bella porción de la Costa Brava.

Cadaqués y Portlligat: crisol de mar, arte y excelente gastronomía (Día 5) (80 km)

Para terminar el viaje, dos encantadores pueblos marineros pondrán el broche de oro a esta ruta por los pueblos más bonitos de Girona: nos referimos a los deliciosos Cadaqués y Portlligat. 

Caracterizados por casitas blancas de pescadores con coloridas puertas y ventanas, barcas varadas en la playa y hermosas calles empedradas, estas localidades son el escenario perfecto para relajarse y olvidarse del reloj: un litoral sin parangón (con la Platja Gran o calas menos frecuentadas, como cala Guillola, cala Tulip o Sa Saboll), un ambiente bohemio y distendido, y un pueblo que conserva el encanto de tiempos pasados. 

En Cadaqués también vale la pena perderse en sus calles laberínticas, degustar su excelente gastronomía marinera y disfrutar del arte surrealista en la Casa-Museo de Salvador Dalí en Portlligat. Si queremos admirar más obras del célebre artista, podemos recorrer el llamado triángulo daliniano visitando el castillo de Púbol (donde vivió Gala, su esposa y musa) y el museo Dalí de Figueres, situado en la ciudad natal del pintor. 

Consejos para aparcar en estas localidades

Finalmente, algunos consejos prácticos sobre dónde aparcar en algunas de las localidades comentadas en la ruta, especialmente aquellas más concurridas, como Cadaqués o Girona, por ejemplo. Si queremos probar suerte aparcando gratis en Girona podemos optar por las zonas más alejadas del centro, aunque puede llevarnos bastante tiempo. Si preferimos dejar el coche en un parking céntrico y olvidarnos de cuestiones logísticas, en Girona podemos aparcar en uno de los tres parkings públicos Saba, situados a pocos minutos del casco viejo, entre el Barri Vell y l’Eixample. 

Lo mismo podemos hacer en Cadaqués en el aparcamiento que Saba tiene a tan solo dos metros del paseo marítimo, la mejor opción para disfrutar de este pueblo costero sin el estrés que conlleva buscar un hueco en un destino turístico. Todos estos parkings disponen de los mejores servicios (abiertos 24/7, plazas para distintos vehículos, etc.) y ofrecen la posibilidad de reservar una plaza con antelación a través de la app de Saba o de la página web.

A modo de resumen, en este extenso artículo te hemos propuesto varias rutas por los pueblos más bonitos de Girona que son de visita obligada si te apasiona el mar, la naturaleza y un entorno de ensueño. Ahora solo falta que escojas el que más te atraiga y te prepares para descubrir una región que te dejará sin palabras. ¿¡A qué esperas?!