Contenidos
Aunque no lo veamos en la mayoría de gasolineras, el e-fuel ya es una realidad en nuestro país y podemos encontrarlo en algunas estaciones de servicio de la Península. También llamado biocombustible, se trata de un carburante sintético respetuoso con el medioambiente que está elaborado a partir de fuentes no fósiles (como materia orgánica y residuos de distintos tipos) y que no emite emisiones de CO2. En este artículo de Wikidriver te contaremos cómo se elabora, por qué es tan sostenible y qué tipo de vehículos pueden usarlo. También te explicaremos dónde podemos encontrarlo en España y a qué precio, de modo que si te interesa estar al día sobre sostenibilidad en el mundo de la automoción, te recomendamos que sigas leyendo.
El tráfico rodado es uno de los principales responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y de la contaminación atmosférica, hecho que causa 6,7 muertes prematuras cada año, según datos de la OMS. Consciente de ello y de la necesidad urgente de avanzar hacia la descarbonización, desde hace decenios la industria automovilística trabaja con tesón para lograr producir ecocombustibles, es decir, carburantes neutros en carbono que no contaminen el planeta, tanto durante su proceso de producción como de combustión. Fruto de este esfuerzo, en la actualidad encontramos varias clases de e-fuel que se consumen, sobre todo, en países como Estados Unidos y Brasil en América, Indonesia y China en Asia, y Alemania en Europa. También se utilizan en nuestro país, si bien no de forma tan generalizada (recordemos que, en cumplimiento de la regulación vigente, en España el 10 % de los combustibles convencionales son de origen renovable).
¿Qué es el e-fuel y cómo revolucionará la conducción?
Como hemos apuntado con anterioridad, el e-fuel es un carburante sintético que no contamina, puesto que se produce a partir de residuos y de materia orgánica (como aceites usados de cocina, desechos agrícolas o ganaderos o biomasa forestal, entre otros) y no de fuentes fósiles como el petróleo.
Aunque la idea pueda parecer novedosa, de hecho ya en el siglo XIX Nikolaus Otto y Rudolf Diésel (los inventores del motor de explosión y del motor diésel, respectivamente) propusieron el uso de materia orgánica como fuente energética para hacer funcionar los vehículos. Concretamente, Otto propuso utilizar el etanol obtenido de la madera como combustible y Diésel, el aceite de cacahuete, sentando así, sin saberlo, las bases de lo que hoy en día conocemos como ecocombustibles.
Aunque su producción y uso aún no se ha popularizado al nivel del de los carburantes fósiles, ciertamente el e-fuel abre un amplísimo abanico de posibilidades y está llamado a ser la nueva fuente energética del futuro por varias razones:
- En primer lugar, al basarse en fuentes no fósiles, es neutro en carbono y no contamina.
- En segundo lugar, es apto para todos los vehículos (no solo del sector terrestre, sino también marítimo y aéreo), lo que representa una magnífica alternativa de movilidad transversal totalmente sostenible.
- En tercer lugar, reduce la dependencia energética de los países sin grandes reservas de combustible e impulsa la economía de los países productores.
- Por último, resultará esencial para alargar la vida del actual parque automovilístico europeo, ya que permitirá que los vehículos de combustión puedan seguir circulando en Europa más allá de 2035 (según la legislación europea, no se podrán vender coches que utilicen gasolina o diésel a partir de esta fecha). De este modo, la descarbonización se producirá de forma menos brusca y la electrificación no será la única alternativa para circular sin generar emisiones en el Viejo Continente.
¿Cómo se produce el e-fuel y por qué es tan sostenible?
El proceso de fabricación industrial del e-fuel es muy distinto del que se aplica para obtener los combustibles convencionales, extraídos de fuentes fósiles como el petróleo. La principal diferencia es que se trata de un proceso completamente sostenible, puesto que en ningún punto del ciclo de producción se emiten gases contaminantes (a diferencia de lo que ocurre en las refinerías clásicas de crudo) y la electricidad que alimenta todo el proceso proviene de fuentes renovables, como la eólica o la solar.
Dicho esto, entremos ahora a analizar en detalle cómo se fabrica el e-fuel:
- En primer lugar, hacen falta dos elementos básicos que se encuentran en la atmósfera: hidrógeno y dióxido de carbono.
- El hidrógeno se obtiene del agua en un proceso químico llamado hidrólisis: en él, el agua se somete a altísimas temperaturas (800°) y se separa del oxígeno, que es liberado de nuevo a la atmósfera.
- El hidrógeno obtenido (llamado verde o renovable) se introduce en un reactor de una planta de producción de combustibles sintéticos, donde se mezcla con el dióxido de carbono capturado previamente del aire a través de filtros en una instalación industrial.
- Ambos elementos, hidrógeno renovable y dióxido de carbono, son sometidos a un proceso de conversión en el que, de nuevo, se aplican temperaturas muy elevadas.
- Como resultado, se obtiene una mezcla líquida que, tras ser refinada, finalmente da lugar al e-fuel.
Concluye así un complejo proceso de fabricación y el carburante sintético ya está listo para ser utilizado como fuente energética de coches, barcos y aviones.
Según datos de la Agrupación Española de Vendedores al por menor de Carburantes y Combustibles (AEVECAR), los carburantes líquidos sintéticos reducen hasta 800.000 toneladas al año las emisiones de CO2 por cada 1% de e-fuel que se añada a los combustibles convencionales obtenidos del petróleo.
Diferencia entre biocarburantes convencionales y biocombustibles avanzados
Es importante diferenciar los biocarburantes convencionales de los biocombustibles avanzados, también llamados ecocombustibles o e-fuel, ya que a menudo se usan como sinónimos, pero no lo son.
En primer lugar, los biocarburantes están formados por el bioetanol y el biogasóleo, que se aplican respectivamente a los motores de gasolina y diésel. Ambos se extraen de recursos alimentarios (plantas de caña o remolacha y colza, girasol, soja o palma, en cada caso) y son tratados mediante procesos industriales para obtener carburantes sintéticos. Su principal inconveniente es que, al proceder de la cadena alimentaria, pueden producirse en una cantidad limitada (en 2015 la Unión Europea fijó en un máximo del 7% la proporción en que pueden complementar los carburantes fósiles convencionales), hecho que presenta importantes problemas de sostenibilidad.
En cambio, los biocombustibles avanzados, también llamados ecocombustibles, combustibles renovables o de huella cero, se producen a partir de residuos agrícolas, desechos de explotaciones forestales o de ciertos cultivos herbáceos, residuos urbanos, plásticos y aceite usado. Dentro de los ecocombustibles también encontramos dos variantes, el bioetanol y el biodiésel de segunda generación, con aplicaciones para coches de gasolina y diésel, respectivamente, y el bioqueroseno, un combustible sintético de elevado octanaje utilizado en aviación. A diferencia de lo que sucede con los biocarburantes, la materia prima de los biocombustibles es más abundante, su producción no está limitada al no tratarse de un recurso alimentario y es neutra en carbono, hecho que lo convierte en una solución de movilidad verde idónea.
¿Son los combustibles e-fuels adecuados para mi coche?
Los combustibles renovables como el e-fuel se han convertido en la punta de lanza del activismo climático y en una de las palancas clave que permitirán alcanzar la neutralidad de carbono en los próximos años. El motivo de su importancia estratégica radica en que son un combustible apto para todos los segmentos de transporte, desde el terrestre, el marítimo o el aéreo.
Así, si nos fijamos en el transporte terrestre pueden ser usados tanto por vehículos utilitarios de combustión de gasolina y diésel (coches, camiones, autobuses, tractores, etc.), como por vehículos de competición. Prueba de ello es que el e-fuel está siendo desarrollado por marcas como Audi, Porsche, Lamborghini y Mazda y que ya se usa en campeonatos de motor como el Dakar, el MotoGP y la F4 en Francia.
Además de los vehículos modernos, los vehículos clásicos también pueden funcionar con carburantes cero emisiones como los desarrollados por Coryton, una empresa británica que ha diseñado específicamente una gama de biocombustibles de origen vegetal para que los coches de época puedan seguir circulando sin contaminar.
Además del sector terrestre, el marítimo y el aéreo también han empezado a utilizar este tipo de biocombustibles y navieras como Maersk, Grandi Navi Veloci o Armas Transmediterránea y aerolíneas como Binter, el Grupo IAG (Iberia, Iberia Express, y Vueling), Air Europa, Etihad, Air Nostrum, TUI, Wizz Air o Volotea lo usan en sus rutas desde hace un tiempo.
¿Cuándo estará disponible el e-fuel en España y a qué precio?
Aunque es un gran desconocido para la mayoría de conductores, lo cierto es que e-fuel ya es una realidad en España: desde hace algunos años, la petrolera Repsol ya dispone de surtidores con este tipo de combustible para coches diésel y gasolina en distintos puntos del territorio. Concretamente, la compañía supera las 150 estaciones de servicio con combustible 100%, de las que 38 están ubicadas en la región de Murcia y 8, en Cartagena. Sin embargo, aunque el número de puntos de repostaje sostenible ha ido aumentando en los últimos dos años, aún está muy lejos de la oferta de estaciones de servicio con carburantes fósiles (más de 12.000).
Otro de los inconvenientes del e-fuel es su precio, que se sitúa entre los más caros del mercado. Así, actualmente cuesta lo mismo que la gasolina 98 octanos y, el gasóleo renovable, un precio muy parecido al diésel plus, de modo que deberemos esperar a que se abaraten los costes de producción para que pueda ser más asequible para el bolsillo de los ciudadanos.
Para concluir, en este artículo sobre sostenibilidad aplicada a la automoción te hemos explicado en qué consiste el e–fuel, en qué se diferencia de los biocarburantes y cómo se produce. También te hemos explicado sus principales ventajas y por qué puede convertirse en un elemento clave para descarbonizar la movilidad en los años venideros. Sin embargo, también deberá hacer frente a algunos importantes retos, como sus altos costes de producción, elevado precio y escasez de estaciones de servicio para que pueda ser una alternativa real a los actuales combustibles tradicionales y permita que el sector terrestre, marítimo y aéreo puedan circular sin que lo pague el planeta.