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Lluvia engelante: ¿qué es y cómo conducir para minimizar riesgos?

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Hielo, nieve, grandes tormentas, granizo, niebla espesa, rachas fuertes de viento… Conducir en condiciones meteorológicas adversas siempre exige máxima precaución y mucha pericia al volante para mantener el control del vehículo y evitar situaciones de riesgo. Pero en esta lista falta un fenómeno tan poco habitual como peligroso: la lluvia engelante, lluvia superenfriada que se congela nada más tocar la superficie, creando una capa de hielo prácticamente invisible. Aunque es más frecuente en zonas montañosas que en el litoral, conviene saber cómo identificarla y reaccionar ante ella para evitar accidentes.

En este artículo de Wikidriver te contaremos en qué consiste este fenómeno, qué riesgos implica y qué debes hacer si te la encuentras en la carretera.

¿Qué es la lluvia engelante y cómo se forma?

Del verbo “engelar”, que significa “cubrirse de escarcha” o “comenzar a helarse”, la lluvia engelante o lluvia helada es aquella que se congela al tocar una superficie, ya sea el asfalto, un vehículo o la vegetación, por poner tres ejemplos. Se trata de un fenómeno meteorológico especialmente peligroso, ya que forma una capa de hielo muy resbaladiza, difícil de ver y que reduce muchísimo la capacidad de anticipación y de reacción al volante. Pero ¿cómo se forma exactamente? La lluvia engelante sigue una secuencia muy particular: en las capas altas de la atmósfera, la precipitación suele comenzar en forma de nieve; a continuación, atraviesa una capa de aire cálido, donde estos copos se derriten y se transforman en líquido (lluvia). Después, ya cerca del suelo, la lluvia entra en una capa de aire muy frío (por debajo de 0 °C) que enfría las gotas sin llegar a congelarlas y, cuando finalmente esas gotas tocan una superficie helada, se congelan de inmediato, dando lugar a la lluvia engelante o helada.

El fenómeno es relativamente habitual en regiones de clima continental europeo, como Europa Central, Europa del Este y el interior de Europa del Norte, mientras que resulta mucho más raro en zonas costeras o con una fuerte influencia del océano. Por este motivo, es poco frecuente en países meridionales como España, Portugal, Grecia o Italia, aunque no significa que no puede producirse. La lluvia engelante en España suele aparecer en el interior peninsular —sobre todo en la meseta norte y en los grandes valles fluviales— durante los meses de otoño e invierno, cuando las temperaturas son más bajas. En estas zonas es frecuente que se produzcan inversiones térmicas —aire más cálido en altura y aire muy frío cerca del suelo—, una situación que favorece que se forme lluvia engelante.


Señales para identificarla antes de conducir

Como hemos comentado anteriormente, la lluvia helada es agua que se congela al instante al tocar una superficie fría. Aunque es fácil diferenciarla de la nieve, el granizo o la aguanieve, forma una capa de hielo muy fina y casi invisible que dificulta poder detectarla a tiempo. Para minimizar riesgos al volante y poder conducir de forma segura, conviene conocer las señales que nos pueden alertar de su presencia. A continuación, las repasamos:

Temperatura exterior cercana a 0 °C (o negativa en superficie)

El testigo de temperatura de nuestro vehículo es clave, ya que, si marca valores cercanos o inferiores a 0 °C y está lloviendo o va a llover, las condiciones serán favorables para que se forme lluvia engelante.

Humedad alta y niebla baja

Los ambientes muy húmedos y con niebla densa suelen indicar aire frío acumulado en superficie, algo habitual en situaciones de inversión térmica. Si esto se combina con aire cálido en capas superiores, puede aparecer la lluvia helada.

Gotas que generan una capa vítrea al tocar el suelo, el vehículo u otros elementos

De nuevo, si vemos que el pavimento, las señales de tráfico, la vegetación o el capó del coche se recubren de inmediato de una película transparente, brillante y dura al caer la lluvia es muy probable que sea lluvia engelante.

Cristales que vuelven a helarse tras desempañarlos o parar el motor

Habitualmente, la escarcha de los cristales del coche suele desaparecer con la calefacción o el motor apagado. Sin embargo, si al desempañar el parabrisas o parar el motor los cristales vuelven a helarse en segundos, es una clara señal de que está cayendo lluvia superenfriada.

Puentes, pasos elevados y zonas en la sombra más resbaladizas

Puentes y pasos elevados se congelan antes que una carretera porque están expuestos al aire por todas partes y lo mismo ocurre en las zonas donde no toca el sol. Si está lloviendo y la temperatura es muy baja, es probable que estos lugares se congelen antes que el resto, a pesar de que no nos resulte fácil de detectar a simple vista.

Avisos meteorológicos y de tráfico por hielo/lluvia engelante

Normalmente, ante la previsión de un episodio de estas características, organismos como la AEMET, la DGT y las autoridades locales emiten un aviso para alertar a los conductores.

Indicadores del coche: control de tracción o ESP actuando a baja velocidad

Si circulamos despacio y, a pesar de ello, nos saltan los testigos de control de tracción puede indicar que los neumáticos están patinando sobre una superficie helada muy fina.

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Riesgos principales de la lluvia engelante en la carretera 

Ahora que ya sabemos qué señales pueden darnos pistas de la existencia de lluvia engelante en el asfalto, veamos qué riesgos comporta este fenómeno:

Formación de «hielo negro» invisible

La lluvia helada genera una fina película de hielo transparente que prácticamente se confunde con el asfalto. Como no se vuelve blanca como la nieve ni refleja la luz resulta muy difícil de distinguir a simple vista; de ahí que también se la conozca como “hielo negro”.

Pérdida súbita de tracción 

Al reducir drásticamente la fricción entre los neumáticos y el asfalto, provoca pérdida de adherencia —incluso, a baja velocidad—, aumenta el riesgo de derrapar en curvas y rotondas, e impide frenar con normalidad, pudiendo multiplicar por cinco o incluso por diez la distancia de frenado respecto a un pavimento seco. 

Congelación de elementos del vehículo

La lluvia súper congelada puede congelar los cristales en segundos e inutilizar el limpiaparabrisas, reduciendo notablemente la visibilidad, con el riesgo que esto conlleva. 

Pérdida de eficacia de las ayudas electrónicas y de los neumáticos

Como el coche no puede adherirse al asfalto porque es extremadamente resbaladizo, el control de estabilidad actúa continuamente para corregir la trayectoria, pero con tan poca adherencia casi no puede estabilizar el vehículo. Del mismo modo, los neumáticos pierden prácticamente por completo su capacidad de agarre y tienden a patinar a pesar de que circulemos muy despacio.

Aumento del riesgo de colisiones múltiples

Perder el control del vehículo —no poder girar, frenar ni detenerlo con normalidad— incrementa enormemente la probabilidad de sufrir un accidente. Además, la lluvia engelante puede desencadenar colisiones en cadena, salidas de vía y situaciones de alto riesgo para peatones y otros usuarios de la vía, ya que impide que otros conductores puedan verlos y reaccionar a tiempo.


Preparar el vehículo antes de salir 

Si vamos a circular por zonas montañosas con bajas temperaturas y/o inversión térmica es esencial consultar el estado de las carreteras y la previsión del tiempo antes de iniciar el viaje. Además, conviene preparar el coche para afrontar estas condiciones adversas con garantías aplicando las siguientes recomendaciones:

Asegurar la funcionalidad y carga de la batería

El frío extremo es enemigo de las baterías y puede descargarlas fácilmente, tanto en vehículos de combustión como eléctricos. Por ello, debemos comprobar el estado de la batería utilizando un polímetro, verificar que está cargada y, si no funciona correctamente, sustituirla.

Comprobar el sistema de iluminación y desempañadores

Cuando se produce lluvia engelante, la visibilidad se reduce de forma notable, tanto por las propias condiciones meteorológicas (niebla espesa, lluvia fina persistente) como por la capa de hielo que se forma rápidamente sobre los cristales del coche. En consecuencia, debemos asegurarnos antes de salir que los sistemas de iluminación (luces de posición, cortas, largas, antiniebla, intermitentes, etc.) funcionan correctamente, y que tanto el desempañador delantero como la luneta térmica trasera están en buen estado. Además, conviene saber cómo quitar hielo del coche si estos sistemas no bastan para mantener la visibilidad.

Revisar la presión de los neumáticos y llevar cadenas o fundas textiles

El hielo negro forma una capa tan resbaladiza que reduce drásticamente la fricción de los neumáticos. Si, además, las gomas tienen una presión incorrecta o están frías por la baja temperatura ambiental, pueden perder casi por completo toda su capacidad de tracción—incluso a baja velocidad— y su agarre con el pavimento, impidiendo que sistemas como el ABS o el ESP actúen con eficacia. Por ello, en zonas donde pueda producirse este fenómeno es fundamental llevar cadenas de nieve, fundas textiles o neumáticos de invierno para mejorar la tracción y mantener el control del vehículo en situaciones de adherencia muy reducida.

Comprobar que los sistemas ADAS y las ayudas electrónicas (ABS/ESP) funcionen correctamente

Los sistemas de ayuda a la conducción (ADAS) —como el frenado de emergencia, el control de estabilidad o el control de tracción— mejoran la seguridad en la carretera y son muy útiles en condiciones meteorológicas adversas. En consecuencia, si hay previsión de lluvia engelante debemos comprobar que funcionan correctamente y de que los sensores están limpios.

Llevar un kit de emergencia 

En la carretera (y, sobre todo, en caso de condiciones meteorológicas adversas) más vale prevenir que curar. Por ello, es muy recomendable llevar un kit de emergencia en el maletero con una manta, una linterna, una batería externa para cargar el móvil, comida y bebida y guantes para manipular cadenas o limpiar el hielo. 

Técnicas de conducción sobre hielo vítreo

Si preparar el coche antes de salir a la carretera es fundamental, no lo es menos conocer las técnicas adecuadas para conducir sobre esta superficie extremadamente resbaladiza. A continuación, te explicaremos cómo debes reaccionar al volante si te encuentras con hielo negro en el asfalto:

Suavidad extrema y máxima anticipación 

Debemos conducir con una suavidad absoluta, evitando realizar maniobras bruscas y anticipándonos a lo que pueda ocurrir, tanto con nuestro vehículo como con los que nos preceden o nos siguen. 

Arranque y marcha inicial 

Al iniciar la marcha sobre carreteras heladas conviene hacerlo muy suavemente, usando bajas revoluciones y soltando el embrague de forma progresiva para evitar que las ruedas patinen. Si el vehículo tiene controles de tracción (EPS, TCS, etc.) conviene aprovecharlos, aunque puede que sean ineficaces si hay muy poca adherencia. 

Velocidad y distancias de seguridad (x3–x5) 

Conducir con nieve, mucha lluvia (especialmente, si hay riesgo de aquaplaning) o hielo exige adaptar la velocidad y la distancia de seguridad a la vía para evitar accidentes. En caso de que haya lluvia engelante sobre la calzada deberemos circular muy despacio y aumentar la distancia de seguridad entre tres y cinco veces respecto a condiciones normales, ya que la frenada puede alargarse varios metros incluso a baja velocidad. Igualmente, mantener una mayor distancia de seguridad ayudará a evitar colisiones múltiples si el vehículo que nos precede pierde el control.

Frenada con ABS vs. sin ABS 

En caso de que haya hielo negro sobre la calzada, tanto si frenamos con ABS como sin, ninguno de los dos funcionará bien. Por ello, conviene anticiparnos y empezar a detener el vehículo mucho antes de lo que haríamos en condiciones normales. Si el automóvil tiene ABS deberemos frenar con suavidad, permitiendo que el sistema actúe sin forzarlo. Si, en cambio, frenamos sin ABS, tendremos que dosificar la presión sobre el pedal del freno para evitar que las ruedas se bloqueen, hecho que provocaría la pérdida total de dirección y la capacidad de frenado.

Trazado de curvas 

Al tomar una curva, se aconseja abrir ligeramente la trayectoria para reducir el ángulo de giro y mantener la máxima estabilidad del coche. Como hemos comentado en puntos anteriores, con lluvia engelante las maniobras deben ser muy suaves, de manera que hay que girar el volante de forma lenta y progresiva para no perder el control del vehículo y evitar que los neumáticos derrapen.

Subidas y bajadas (usar inercia, marchas largas/cortas)

Para afrontar una subida helada debemos hacerlo con suficiente inercia y usando marchas largas para evitar que las ruedas patinen. En cambio, en una bajada con lluvia engelante es preferible usar marchas cortas para aprovechar el freno motor y no tocar el pedal del freno, puesto que podría provocar que el coche derrapara o que las ruedas se bloquearan.

A modo de resumen, en este artículo te hemos explicado qué es la lluvia engelante, por qué ocurre y en qué zonas de España es más probable encontrarla. También hemos detallado los riesgos que implica, cómo preparar el coche antes de salir a la carretera y qué técnicas de conducción conviene aplicar para mantener el control y evitar sustos. Así que, si este invierno tienes que desplazarte y hay aviso de lluvia helada, revisa bien el coche, circula con máxima prudencia y ten claro cómo reaccionar si el asfalto parece una pista de patinaje.