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¿Qué es la transmisión de un coche? La guía completa

Si hace años que nos sacamos el carné de conducir, probablemente lejos nos quedarán conceptos como el sistema de suspensión, el de dirección, el de suspensión o el de transmisión, por citar algunos. Sin embargo, es importante conocer la mecánica del coche, saber cómo funciona y tener presentes consejos para prolongar vida útil del vehículo, ya que un mal mantenimiento de los sistemas que lo componen puede traducirse en mayores averías y, por ende, facturas del mecánico más altas. En este artículo de Wikidriver te explicaremos en forma de práctica guía qué es la transmisión de un coche (partes, tipos, principales averías y consejos para que dure el máximo tiempo posible), de modo que si quieres cuidar tu coche y ahorrar en gastos, te recomendamos que leas con atención.

¿Qué es el sistema de transmisión de un vehículo? 

Antes de entrar en detalle, empecemos por definir qué es el sistema de transmisión de un automóvil. El sistema de transmisión es el que permite que las ruedas motrices reciban la potencia y el movimiento del motor para poder funcionar. Está formado por una serie de componentes que llevan el movimiento del propulsor hasta las ruedas motrices, que son las que reciben este impulso y permiten que el vehículo se desplace. 

Componentes principales del sistema de transmisión del coche 

Los principales componentes o partes de la transmisión de un coche son los siguientes:

  • Embrague: elemento ubicado entre el volante de inercia (también llamado volante  motor) y la caja de velocidades. Se encarga de acoplar o desacoplar el giro del motor de la caja de cambios, de forma que el movimiento se produzca de forma suave y progresiva. El embrague puede ser de varios tipos: de disco, de muelles, de fricción, hidráulico y electromagnético.
  • Caja de velocidades: también llamada caja de cambios o simplemente caja, es el elemento del sistema de transmisión que permite convertir la fuerza del motor en movimiento. La caja de velocidades aumenta o disminuye las revoluciones de giro del motor para sacar el máximo provecho de este elemento. Puede ser manual o automática.
  • Árbol de transmisión: pieza cilíndrica y alargada (de ahí su nombre) que está unida por un extremo a la caja de cambios y, por el otro, al piñón del grupo cónico-diferencial para transmitir el movimiento. No lo incorporan todos los vehículos, solo algunos.
  • Grupo cónico-diferencial: el movimiento generado por el embrague y la caja de cambios llega al árbol de transmisión del coche, que está unido a los palieres a través del grupo cónico-diferencial. Es aquí donde el movimiento pasa de ser longitudinal a transversal. Este elemento se encarga de mantener constante la suma de velocidades que generan las ruedas motrices, permitiendo que durante las curvas las ruedas exteriores giren más que las interiores y el coche no patine. En vehículos pequeños puede no resultar visible, ya que se aloja dentro de la caja de velocidades.
  • Palieres: también denominados semiárboles de transmisión, trasladan directamente el movimiento a las ruedas motrices.
  • Juntas homocinéticas: estos elementos permiten que el eje pueda estar continuamente en movimiento a pesar de que no esté perfectamente alineado con los palieres.

Un apunte importante: aunque el motor es un elemento que interviene en el sistema de transmisión, no es un componente más de este conjunto sino un sistema en sí. 

Tipos de sistemas de transmisión 

Existen distintas clases de sistemas de transmisión (transmisión manual, automática, de variador continuo, de doble embrague, manual automatizada, secuencial, electrónica variable e hidráulica), pero nos centraremos principalmente en las dos primeras, ya que son las más extendidas en la mayoría de vehículos. Veamos sus características:

Transmisión manual

En este tipo de sistema de transmisión los cambios en las relaciones de engranaje se realizan de forma manual. Así, es el conductor y no el propio vehículo quien realiza los cambios de engranaje mediante el pedal de embrague y la palanca de cambios. 

Hasta hace pocos años, este sistema era el más común del mercado, sobre todo en Europa (frente al sistema de transmisión automático, muy extendido en EE.UU.) ya que se trata de un mecanismo simple, barato y sencillo de reparar, y que permite un mayor control y precisión al conductor. En los últimos años, los coches automáticos han ganado terreno a los manuales por la facilidad de conducción y comodidad que ofrecen y actualmente en Europa solo el 32% de los coches nuevos tienen caja manual.

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Transmisión automática

Como su nombre indica, en este otro tipo de transmisión no es el conductor quien realiza la relación de cambio sino el propio vehículo de forma automática a medida que este avanza. Algunos vehículos de combustión y los híbridos tienen este tipo de transmisión, pero no los eléctricos, que carecen de caja de cambios.

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¿Cómo funciona la transmisión de un coche?

Hemos enumerado brevemente las distintas clases de sistemas de transmisión que existen, pero ¿cómo funciona cada una de ellos? A continuación, te lo explicaremos:

  • Transmisión manual: cuando el conductor del coche pisa el pedal de embrague y acciona la palanca de cambios, activa una serie de engranajes que, debido a su tamaño y velocidades, cambian la relación de giro entre el motor y las ruedas. Los distintos piñones giran a diferente velocidad sobre tres ejes: el de entrada, el intermedio y el de salida. El primer eje recibe la fuerza del motor a través del embrague y la transmite al intermedio, que seguidamente la traslada al de salida. Cuando el conductor pisa el embrague y aprieta la palanca de cambios, ocurren dos cosas: por un lado, el embrague desacopla el giro del motor y, por el otro, se activan los sincronizadores, un mecanismo que permite cambiar la velocidad de una transmisión de forma suave y progresiva sin que se produzcan chirridos o golpes en la caja de cambios. 
  • Transmisión automática: el sistema de transmisión automática se basa en un sistema de engranajes planetarios (llamados así por la disposición de estos elementos) que, en lugar de moverse por la acción de un pedal de embrague y una palanca de cambios como en la transmisión automática, utilizan un líquido de transmisión que genera la presión necesaria para que todos los componentes se muevan. Otro elemento destacado en las cajas automáticas es el convertidor de torque, que hace que los engranajes se acoplen o desacoplen al motor. El convertidor de torque también regula los movimientos de los engranajes, haciéndolos girar de forma más rápida o más lenta.

Hace unos años el cambio de marcha en un cambio automático se controlaba exclusivamente con el acelerador, pero hoy en día casi todos los modelos ofrecen un modo secuencial para que el conductor pueda seleccionar la marcha desde la palanca de cambios o de levas en el volante. 

Los principales tipos de cajas automáticas que encontramos actualmente son de doble embrague, con convertidor de par, manual robotizada o pilotada, y variable continua (CVT). Como no tiene que preocuparse de cambiar de marcha mediante el embrague y la palanca de cambios, con el cambio automático el piloto se puede centrar más en el trazado y conducir de forma más relajada y segura.

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Fallos comunes 

En general, el sistema de transmisión de un vehículo es robusto y resistente, pero el paso del tiempo, un mal uso o un mantenimiento inadecuado pueden desgastar o dañar sus componentes, especialmente sus piezas móviles (por ejemplo, las juntas y árboles de transmisión suelen estar más desprotegidos y expuestos a la acción de los elementos externos). 

Veamos cuáles son los fallos de transmisión de un coche más habituales:

  • Fugas del líquido de transmisión: si debajo del coche aparece un líquido rosado/rojizo o de un color marrón oscuro, puede que haya una fuga en la transmisión o en la conducción hacia el radiador.
  • Ruidos anormales: a veces los problemas en el sistema de transmisión pueden dar lugar a una amplia gama de ruidos, como vibraciones, ruidos metálicos o zumbidos. Si percibimos que el vehículo vibra cuando circulamos por una recta, puede ser que haya un desequilibrio en el palier, mientras que si escuchamos un ruido metálico al girar puede deberse a juntas desgastadas o poco engrasadas, que provocan holguras en los anclajes. Por otra parte, si escuchamos zumbidos al acelerar o detener el automóvil pueden ser consecuencia de  problemas en el diferencial por desajuste o desgaste de los rodamientos.
  • Sobrecalentamiento: si el sistema de refrigeración no funciona correctamente o está averiado, el de transmisión puede recalentarse y alcanzar una temperatura excesiva.
  • Pedal del embrague averiado: si el embrague está deteriorado, retemblará al conectar el motor. El embrague puede averiarse por un uso excesivo (si lo mantenemos apretado continuamente durante la marcha o en las pendientes).
  • Patinaje o dificultades para acelerar de la caja de cambios o velocidades: cuando el nivel de aceite se encuentra por debajo del mínimo, puede provocar que la palanca de cambio no funcione bien.

Como hemos comentado con anterioridad, el motor no es un componente del sistema de transmisión sino un sistema en sí mismo, pero como está directamente relacionado con la transmisión, vale la pena estar atentos y observar ciertas señales que pueden indicarnos que el motor está fallando, como vibraciones, sobrecalentamiento, olores extraños o una disminución del rendimiento del vehículo, por citar algunos.

Consejos para prolongar la vida útil del sistema de transmisión del coche 

Para prevenir los fallos anteriormente enumerados, podemos poner en práctica los siguientes consejos:

  • Cambiar el aceite de la transmisión: en general, deberemos hacerlo cada 50.000 km. 
  • No sobrecargar el vehículo: una carga excesiva somete el sistema de transmisión a grandes esfuerzos, de modo que lo mejor será no llevar demasiado peso y mantener los neumáticos en buen estado.
  • Prevenir el sobrecalentamiento de la transmisión, especialmente si es automática: para ello, deberemos cerciorarnos de que el sistema de refrigeración funciona correctamente y evitar el aquaplaning o el patinaje del vehículo sobre superficies resbaladizas. Igualmente, habrá que procurar no permanecer mucho tiempo con el vehículo detenido para que no suba la temperatura del aceite.
  • No abusar del embrague en caso de transmisiones manuales: el pedal del embrague debe pisarse sólo el tiempo que dura la maniobra de puesta en marcha o de cambio de velocidad. También será importante comprobar el nivel de aceite de la caja de cambios y del puente motor y sustituirlo cuando sea necesario (habitualmente, cada 25.000 km).

A modo de resumen, en este extenso artículo te hemos explicado qué es la transmisión de un coche, sus componentes principales y las distintas clases que hay. También te hemos explicado los principales fallos que pueden afectar a este sistema y te hemos dado algunos consejos para prolongar su vida útil, evitar costosas facturas y circular de forma segura. Así que ahora que ya estás bien informado, haz un buen mantenimiento de tu vehículo y evítate sobresaltos al volante y en la cuenta bancaria.