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Los 7 pueblos más bonitos de Portugal que te sorprenderán

Dos de los destinos más famosos de Portugal son, indudablemente, Lisboa y Porto: la capital atrae cada año a miles de visitantes con sus llamativos tranvías amarillos recorriendo las estrechas y pronunciadas callejuelas, mientras que el sinuoso río Duero enseguida cautiva al viajero con las incontables escenas de postal que regala. Pero más allá de estas dos populares poblaciones, el resto de geografía lusa suele ser una gran desconocida para el público peninsular, a pesar de la proximidad y de los innumerables atractivos culturales y turísticos que atesora. Para revertir esta situación y descubrir el rico patrimonio del país vecino, en este artículo de Wikidriver te mostraremos algunos de los pueblos más bonitos de Portugal, desde pequeñas aldeas medievales, pasando por preciosos pueblos costeros y encantadoras poblaciones rurales donde parece que el tiempo se haya detenido. Así que, ¡no se hable más, empieza nuestra selección! 

Antes de entrar en materia, un apunte: Portugal es de los mejores países para recorrer en coche y resumir en un artículo sus pueblos más hermosos es una tarea casi imposible: los lugares con una belleza y encanto únicos se cuentan por decenas y este listado bien podría contener el triple de destinos. Por ello, hemos intentado hacer una radiografía global del país incluyendo las poblaciones del norte, centro y sur del país que, a nuestro parecer, son auténticas maravillas. Recuerda que durante ciertas épocas del año pueden ser lugares bastante concurridos, especialmente los destinos costeros, así que te recomendamos que dejes el coche en los diferentes aparcamientos Saba del país y te centres en aprovechar la visita. Dicho esto, empecemos con nuestro listado: 

– Azenhas do Mar: recorriendo la costa hacia el Algarve encontramos uno de los pueblos más bonitos cerca de Lisboa, a menos de una hora en coche de la capital. Construido sobre un acantilado en forma de terrazas escalonadas, las casas blancas y techos rojos dibujan un delicioso tapiz sobre la montaña y ofrecen unas vistas formidables sobre el Atlántico. El nombre del pueblo (azenha, que significa ‘molino de agua’), explica los orígenes del lugar y cuáles eran sus principales actividades económicas, principalmente, la industria molinera, la agricultura (con un énfasis especial al cultivo del vino) y la pesca, hasta que posteriormente se abrió al turismo termal. Entre los atractivos de Azenhas do Mar, destacan la preciosa piscina natural con agua del océano Atlántico y la playa, su magnífico mirador y una excelente gastronomía marinera  

– Elvas: situada en el extremo oriental del país, para muchos es la ciudad medieval más bella de la región, declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en 2012. Después de dar la bienvenida al visitante con su majestuosa obra de ingeniería medieval, el Acueducto de Moreira, Elvas ofrece una estampa de postal tanto dentro como fuera del pueblo: dentro, calles empedradas y casas encalanadas con el característico color amarillo de otras poblaciones lusas, algunas maravillas arquitectónicas (como la iglesia de las Dominicas y el Arco de Santa Clara) y el sosiego propio de los pueblos pequeños; fuera, el castillo, con sus imponentes baluartes, murallas y ciudadelas. Desde aquí las vistas del Miradouro do Parada do Castelo, a los pies del castillo, son impagables y vale la pena observar el paisaje desde todos los ángulos. Además de la visita al castillo, también es muy recomendable acercarse hasta los dos Fortes (ciudadelas fortificadas extramuros de Elvas): los singulares Forte de Nossa Senhora de Graça y Forte de Santa Luzia, ambos con forma de estrella, testimonios de la importancia estratégica de la ciudad y de las numerosas disputas fronterizas entre España y Portugal  

Óbidos: uno de los pueblos más pintorescos de la geografía lusa, salpicado de casitas blancas con coloridas fachadas y vistosas buganvillas, calles empedradas que a más de uno le recordarán la ruta andaluza de los pueblos blancos y un fascinante castillo del s. XII, hoy convertido en parador nacional. En Óbidos el visitante se sumerge en el tiempo para vivir la esencia de antaño, recorriendo calles tortuosas, cruzando arcos medievales y admirando el cinturón de imponentes murallas que rodean el pueblo hasta llegar al magnífico castillo, elegido una de las 7 maravillas de Portugal en 2007 y uno de los mejores ejemplos de fortaleza portuguesa que se conservan hoy en día. Además de contemplar el precioso paisaje que regala el castillo, la Iglesia de Santa María, la Capilla de San Martín y la Iglesia del Señor de la Piedra extramuros también merecen una visita los extensos arenales no muy lejanos, como Praia do Rei o Foz do Arelho 

– Sintra: a los pies del Parque Natural Sintra-Cascais se encuentra esta exquisita localidad, declarada por la UNESCO Patrimonio Mundial de la Humanidad con la categoría de «paisaje cultural» por su belleza y singularidad. Fruto de la amalgama de pueblos que se establecieron en ella desde los inicios de la civilización (pobladores prehistóricos, romanos, cristianos, árabes y, más recientemente, el movimiento romántico a inicios del s. XIX), Sintra es un crisol de estilos (arquitectura medieval, gótica, manuelina, renacentista y romántica) integrado en el entorno con sorprendente armonía. Pueblo, castillo y palacios se entremezclan aquí ofreciendo un espléndido lugar de retiro e inspiración para numerosos reyes, nobles, escritores y poetas, que a lo largo de la historia instalaron aquí su residencia para trabajar o descansar (no en balde Lord Byron  lo calificó de «Edén glorioso»). Destacan las reminiscencias árabes en el Castillo de los Moros, con patios, fuentes y otros elementos arquitectónicos y decorativos, y los azulejos del Palacio de la Villa, considerados uno de los mejores ejemplos de azulejería mudéjar de la Península. Además de pasear por el Castillo de los Moros, el Palacio de Pena o el Palacio Nacional de Sintra y otros lugares de interés, también se aconseja descubrir el entorno natural que rodea el conjunto y degustar la repostería local.

– Sistelo: las espectaculares terrazas o socalcos de esta población rural del norte del país, dispuestas milimétricamente una encima de otra, bien podrían hacernos pensar que nos encontramos en Vietnam, Camboya u otro destino asiático; por algo le llaman <<el pequeño Tíbet portugués>>. Pero nada más lejos de la realidad, ya que Sistelo está situado en el norte del país luso, en la cúspide montañosa de la villa Arcos de Veldevez. Además de sus preciosos socalcos, Sistelo tiene muchos otros atractivos, como su pueblo y arquitectura tradicional, los hórreos o espigueiros (graneros de madera construidos sobre cuatro pilares típicos del noroeste de España), el Castelo do Vizconde, la joya arquitectónica del pueblo que preside el valle, o los trilhos (término con que se conocen en Portugal a las rutas de senderismo) entre los que destacan los Passadiços y las Brandas de Sistelo. Y todo, amenizado con una deliciosa paz y armonía con el entorno que en 2017 valió a Sistelo el primer puesto de las 7 maravillas de Portugal en la categoría de aldeas rurales 

– Aveiro: si proseguimos hacia el sur nos encontramos con uno de los pueblos más bonitos cerca de Porto, a tan solo 50 minutos en coche de esta localidad. Si Sistelo es conocido como <<el pequeño Tíbet portugués>>, Aveiro recibe el sobrenombre de la Venecia portuguesa, y es que la ciudad alterna calles con canales y guarda muchos parecidos con la ciudad italiana. Situada en el interior de la ría de Aveiro y custodiada por el Océano Atlántico gracias a una extensión de dunas, Aveiro es una ciudad de contrastes. Así, su colorida arquitectura monumental de estilo art nouveau (muy similar a las grandes mansiones del Gran Canal veneciano) contrasta con la sencillez del barrio viejo de Beira Mar, compuesto por pequeñas casas de pescadores y antiguos almacenes de sal de la ría. Tras explorar los numerosos atractivos de esta ciudad portuaria, uno de los pueblos más bonitos cerca de Aveiro que vale la pena visitar es Braga, una romántica localidad en la desembocadura del Duero con preciosos monumentos barrocos y necolásicos, cuidadísimos jardines y una animada vida social 

– Carvoeiro: y para terminar nuestra selección, uno de los pueblos más singulares del sur de Portugal, juntamente con Lagos o Cacela Velha en El Algarve, por citar algunos. A pesar de que Carvoeiro ya hace tiempo que dejó de ser una pequeña villa marinera para abrirse al turismo y a otras actividades económicas, ha sido capaz de conservar su esencia y encanto y a la vez explotar su potencial turístico. Evidentemente, uno de los mayores atractivos de esta localidad es el mar, gracias a un sinfín de playas que se suceden en el litoral, como las cristalinas Praia da Marinha, Praia de Albandeira o el Algar Seco –con su estrecho y famoso mirador entre rocas, A Boneca. También puede disfrutarse del mar acercándonos al Faro de Alfanzina o recorriendo las rutas senderistas por la costa, como el Percurso dos Sete Vales Suspensos y las excursiones a las cuevas de Benagil, unas espectaculares cuevas con un gran agujero en el techo que parecen sacadas de un cuento marinero. 

A modo de conclusión, tal como hemos comentado al inicio del artículo aún nos quedarían en el tintero muchas otras poblaciones y aldeas lusas que sugerir, como los bonitos pueblos cerca de Braganza, Coimbra o El Algarve, pero esperamos que con los que hemos seleccionado tengas suficientes ideas para preparar tu próxima escapada a Portugal. Así que, ¡carretera y manta y a descubrir el país vecino se ha dicho!